EL RUGBY Y LOS JUEGOS

¿Por qué el rugby no está en los Juegos Olímpicos?

Buenos Aires (25/08/2004).- El mutuo desinterés existente entre gran parte de las autoridades del Comité Olímpico Internacional (COI) y sus pares de la International Rugby Board (IRB), derivó en la ausencia desde hace ya muchos años de esta disciplina entre los deportes de carácter olímpico. Actualmente, algunas tibias negociaciones parecen querer poner al Seven en las próximas ediciones de los Juegos, pero todavía todo se encamina en una marcha muy lenta, extraña en gran medida, a juzgar por el verdadero espíritu deportivo que elevó siempre el rugby entre sus seguidores. (RugbyPress)

Lento camino de retorno

¿Por qué el rugby no está en los Juegos Olímpicos? Esa es la pregunta que se hacen hoy miles de aficionados, cuando en la impactante Atenas un sin número de representantes de los más dispares países se reúnen para luchar por el verdadero sentido de todo esto: el amor al deporte.

Teniéndose en cuenta este último concepto, suena extraño que el rugby no haya retornado a los Juegos durante todos estos años, más allá de que varios de sus protagonistas hayan quedado algo divididos entre el amateurismo y el profesionalismo.

Sólo en dos ocasiones el deporte de la ovalada gozó de carácter olímpico, remontándose ambas a la década del veinte, cuando tanto en Amberes (1920) como en París (1924), el rugby ofreció su pequeño aporte.

La clave de la ausencia de esta hermosa práctica, pasaría principalmente por el gran desinterés que hubo no sólo por parte de las sucesivas autoridades que fueron conformando a través del tiempo el Comité Olímpico Internacional (COI), sino también desde los propios dirigentes de la IRB, generalmente avocados con increíble exclusividad a los negocios signados por la amplia rentabilidad.

En términos económicos, habría que ver si la inclusión del rugby en los Juegos resultará rentable para ambas partes.

En términos deportivos, llama la atención que una disciplina que durante tanto tiempo elevó como estandarte - y lo sigue haciendo - el sentido grandioso y loable de jugar por jugar, todavía no haya sido tenida en cuenta, al menos en su modalidad reducida.

Recién ahora algunas voces se alzan en favor del Seven como práctica adecuada para representar al rugby en este importante evento.

Es poco probable que en Pekín 2008 el rugby cuente con un lugar asegurado. Tal vez sí en los Juegos siguientes, o en los otros ...

Es cierto que existen otros deportes hermosos, como lo son el polo y el golf, que tampoco cuentan con un lugar en esta fiesta de verdadera concepción internacional.

Allí habría que buscar otras razones. El polo, por cuestiones obvias, exigiría muchísimos movimientos de distinta índole: traslado de caballos y equipos, alojamientos y un sin fin de características que lo harían excesivamente costoso e inviable.

El golf, a simple vista, parece más fácil y sin tantos contratiempos. Sólo bastan algunos buenos palos y el interés de sus respectivos dueños. Claro que esto último sería lo que no se consigue alrededor de esta disciplina.

" Los Juegos Olímpicos ... los juegos de los aficionados ", comentó hace un tiempo el escocés Colin Montgomerie, cuando alguien le preguntó si le gustaría que el golf participe en las Olimpíadas.

" Trato de reducir mi calendario, no de aumentarlo ", añadió el genial Tiger Woods, poco proclive a la idea de trasladarse para defender los colores de su país.

Pero el rugby es totalmente lo contrario. Sólo hace falta mirar un encuentro de Los Pumas, como el que disputaron este año frente a los súper profesionalizados All Blacks, ante quienes se perdió, es cierto, pero en todo caso, dejando bien en alto el único interés que llevó a los chicos argentinos hasta allí: defender en cualquier condición, la camiseta de la Argentina.


Ariel Bertolini

www.elrugbier.com