DEPORTE AMATEUR, DE PELOTA, DE CONJUNTO Y DE CONTACTO:
El juego formativo y el deporte, vehículos de futuro, son un medio irreemplazable en todo proceso educativo. No es posible un pensamiento saludable sin un cuerpo educado en el movimiento y en el respeto por el orden natural y sin un alma alejada de LA SOBERBIA.
El Rugby, como todo deporte, debe ser un medio importante para que el individuo logre y desarrolle su equilibrio físico, mental y espiritual, para vivir en armonía con los demás. Así, como parte imprescindible en la educación, debe ser accesible a la mayoría desde los clubes, colegios, universidades, etc.
El individuo ha de iniciarse en el juego y en el deporte formativo y desarrollarse en el competitivo, practicado siempre por decisión propia y alejado de las presiones y conveniencias ajenas a su personalidad y a sus deseos que impone el deporte espectáculo.
Cuando el ser humano juega debe ser dueño de sí mismo y NO EMPLEADO DE OTRO QUE LE IMPONE LA MANERA DE JUGAR Y ADEMÁS LE PONE PRECIO.
La persona que juega tiene que ser LIBRE para desahogar toda su exuberancia natural y poder desarrollar su capacidad creadora. “El rugby es iniciativa, bajo pena de no ser rugby”. Jugando rugby el niño y el adolescente desarrollarán su propio juicio, en beneficio del conjunto. Jugando en libertad serán jóvenes que piensen y adultos que sabrán elegir.
Hoy, ningún deporte puede estar ajeno a una adecuada política de promoción y difusión. Pero su práctica exige la aplicación metodológica y didáctica correcta en su enseñanza. Y un seguimiento adecuado para evitar los excesos que desnaturalicen su función educadora. El rugby se ha transformado en un deporte que llama la atención. Hay muchos que quieren entrar en su círculo. Es necesario abrirles las puertas y … Enseñarles, para que con su ayuda logren ser personas respetuosas e inteligentes que sepan DECIDIR y no autómatas acostumbrados a obedecer.
La grandeza del rugby se manifiesta en la amplitud de percepción, en la inteligente decisión y en la velocidad y habilidad con que realizamos el gesto adecuado en el tiempo y espacio frente al problema que nos presenta la defensa adversaria. Es decir, dar la solución Táctica Individual y Colectiva (Referencial). Esa grandeza no reside en la fuerza que empleamos para aplastar a un adversario. “Con la cabeza de un contrario debajo del brazo nunca haremos un try”, nos decía Jack Bony de Cabaret.
Este es el momento de aclarar que el rugby no es un juego donde se encuentran treinta mariposas de distintas colores, sino que es un Deporte donde el contacto es natural. Un deporte de Lucha permanente por la obtención, utilización y recuperación de la pelota. Lucha que implica adversario y a él trataremos de ganarle dentro de las reglas de juego. Si hablamos de combate ó batalla, caeremos en la sinonimia de guerra lo cual implica enemigo, con todas las desventuras que eso acarrea (juego desleal, enfrentamientos, revanchas, falta de amistad, etc.).
Al mismo tiempo debemos decir que intentar crear un rugby sin roces, es como pretender un cuerpo inmune a toda enfermedad y un alma libre del pecado. Así crecerá como una planta de invernadero que volará al primer ventarrón. Pero, para que esos roces no se transformen en un desborde de animalidades, el rugby debe poseer su propio sistema inmunológico el que debe comenzar a actuar en los primeros pasos del proceso de enseñanza – aprendizaje.
A nuestro entender, ese sistema empieza en el Nivel Infantil con EDUCADORES (no es necesario tener un título de docente debajo del brazo – si se lo tiene, mucho mejor) que realicen su actividad con pleno conocimiento de ella y de los niños que tienen a su cargo (Comportamientos, Medios y Objetivos a lograr en cada nivel), para que éstos lleguen a la COMPRENSION del juego en un clima de CREATIVIDAD y LIBERTAD. El niño debe crear su propio rugby. Nosotros debemos dotarlo de una gran autonomía motriz y estimular su creación personal, lo cual les permitirá la ADAPTACION a cualquier situación. Adaptar, no copiar. Jugadores pensantes, no robots. Educadores que lleven a cabo su tarea brindando muchísimo afecto a sus dirigidos a la vez de impregnarlos de la necesidad de la lucha leal. Entiéndase rigor, tenacidad para superar la adversidad y templar el espíritu en ella. El rugby, como la vida, es un juego incómodo. En él, las cosas se obtienen con mucho ESFUERZO.
El sistema prosigue en el Nivel Juvenil y Adulto, perfeccionando y actualizando con un profundo y estricto RESPETO POR LAS REGLAS DE JUEGO. Sin particulares interpretaciones a las que somos demasiado afectos. Por último, en casos de infracciones graves a esas leyes, SANCIONAR COMO CORRESPONDE. Debe entenderse, primero EDUCAR CON MUCHO AFECTO y aconsejar, después SANCIONAR. En rugby, las manos se utilizan para recibir y pasar la pelota; los pies para correr y patearla; los hombros para empujar y tacklear. Es conveniente que se dediquen a otro deporte aquellos que no son capaces de controlar la agresividad normal que existe en toda justa deportiva, de autocanalizar sus energías, de CONTROLAR SU CARÁCTER. Los inadaptados necesitan urgente terapia. El lugar adecuado no es un campo de rugby.
“El autocontrol es el principio básico de la convivencia humana”. La pasión por el triunfo nunca debe anular el espíritu del deporte, síntesis de LEALTAD con el adversario, SOLIDARIDAD son el compañero, ACATAMIENTO a las decisiones del árbitro y RESPETO por las reglas de juego. Es decir, AMISTAD con todos.
El “ganar o morir” es cosa de chicos ó de adolescentes y jóvenes con problemas afectivos no resueltos y que todavía no se han adaptado a la vida en común (un partido de rugby es un perfecto ejemplo de ella). Con ellos es necesario dialogar continuamente y además volcarles mucho cariño, par que lleguen a controlarse y así modificar y encarrillar sus emociones por el camino correcto. De esta forma el Rugby, DEPORTE AMATEUR, de PELOTA, de CONJUNTO y de CONTACTO constituirá un medio importante para su convivencia con todos.
En el rugby se deben formar hombres que lleguen a sentir placer y AMOR POR LA LUCHA, que entreguen todo lo que tienen y no tienen por el triunfo. Pero que una vez logrado FESTEJE SIN DESBORDES, como dicen Jorge F. Gutiérrez y Francisco Ocampo, dos MAESTROS DEL RUGBY. Molestar al adversario derrotado es de débiles ó mediocres. Tenderle la mano con sinceridad es de hombres de calidad, de MAGNIFICOS GANADORES. Si así se hace no habrá drama ni tragedia en la derrota. La importancia radicará en el esfuerzo realizado.
Los GANADORES, cuando pierden un partido ó un torneo, no buscan revancha, ni excusas, no lloran, no culpan a nadie. Sólo APRIETAN LOS DIENTES, indagan en su interior en búsqueda de los errores cometidos, van a pagar fallas llorando con la almohada y … SIGUEN AVANZANDO. Su personalidad hará que resurjan de entre las cenizas. Tenemos que aprender a saber “bancarnos” la adversidad y asumir la responsabilidad que significa investir la representación del club.
Por todas las virtudes enunciadas, creemos que el rugby debe ser un deporte al alcance de todos. Ninguno debe encontrar trabas para iniciarse. Solamente se necesitan ganas para practicarlo, magnanimidad para brindar amistad a compañeros y adversarios, sinceridad para aceptar la que nos ofrecen los demás y poseer condiciones fundamentales, que no son sociales ni económicas, sino:
ACTITUD ESPIRITUAL y APTITUDES MORALES, FISICAS y MENTALES.
En su práctica hay que cumplir con dos calificadas obligaciones:
JUEGO LIMPIO y BUENA FE.
Estas cuatro palabras constituyen la definición más honesta y efectiva del ESPIRITU DEL RUGBY.
(Lean bien, por favor) Gracias Prensa UAR.
El juego formativo y el deporte, vehículos de futuro, son un medio irreemplazable en todo proceso educativo. No es posible un pensamiento saludable sin un cuerpo educado en el movimiento y en el respeto por el orden natural y sin un alma alejada de LA SOBERBIA.
El Rugby, como todo deporte, debe ser un medio importante para que el individuo logre y desarrolle su equilibrio físico, mental y espiritual, para vivir en armonía con los demás. Así, como parte imprescindible en la educación, debe ser accesible a la mayoría desde los clubes, colegios, universidades, etc.
El individuo ha de iniciarse en el juego y en el deporte formativo y desarrollarse en el competitivo, practicado siempre por decisión propia y alejado de las presiones y conveniencias ajenas a su personalidad y a sus deseos que impone el deporte espectáculo.
Cuando el ser humano juega debe ser dueño de sí mismo y NO EMPLEADO DE OTRO QUE LE IMPONE LA MANERA DE JUGAR Y ADEMÁS LE PONE PRECIO.
La persona que juega tiene que ser LIBRE para desahogar toda su exuberancia natural y poder desarrollar su capacidad creadora. “El rugby es iniciativa, bajo pena de no ser rugby”. Jugando rugby el niño y el adolescente desarrollarán su propio juicio, en beneficio del conjunto. Jugando en libertad serán jóvenes que piensen y adultos que sabrán elegir.
Hoy, ningún deporte puede estar ajeno a una adecuada política de promoción y difusión. Pero su práctica exige la aplicación metodológica y didáctica correcta en su enseñanza. Y un seguimiento adecuado para evitar los excesos que desnaturalicen su función educadora. El rugby se ha transformado en un deporte que llama la atención. Hay muchos que quieren entrar en su círculo. Es necesario abrirles las puertas y … Enseñarles, para que con su ayuda logren ser personas respetuosas e inteligentes que sepan DECIDIR y no autómatas acostumbrados a obedecer.
La grandeza del rugby se manifiesta en la amplitud de percepción, en la inteligente decisión y en la velocidad y habilidad con que realizamos el gesto adecuado en el tiempo y espacio frente al problema que nos presenta la defensa adversaria. Es decir, dar la solución Táctica Individual y Colectiva (Referencial). Esa grandeza no reside en la fuerza que empleamos para aplastar a un adversario. “Con la cabeza de un contrario debajo del brazo nunca haremos un try”, nos decía Jack Bony de Cabaret.
Este es el momento de aclarar que el rugby no es un juego donde se encuentran treinta mariposas de distintas colores, sino que es un Deporte donde el contacto es natural. Un deporte de Lucha permanente por la obtención, utilización y recuperación de la pelota. Lucha que implica adversario y a él trataremos de ganarle dentro de las reglas de juego. Si hablamos de combate ó batalla, caeremos en la sinonimia de guerra lo cual implica enemigo, con todas las desventuras que eso acarrea (juego desleal, enfrentamientos, revanchas, falta de amistad, etc.).
Al mismo tiempo debemos decir que intentar crear un rugby sin roces, es como pretender un cuerpo inmune a toda enfermedad y un alma libre del pecado. Así crecerá como una planta de invernadero que volará al primer ventarrón. Pero, para que esos roces no se transformen en un desborde de animalidades, el rugby debe poseer su propio sistema inmunológico el que debe comenzar a actuar en los primeros pasos del proceso de enseñanza – aprendizaje.
A nuestro entender, ese sistema empieza en el Nivel Infantil con EDUCADORES (no es necesario tener un título de docente debajo del brazo – si se lo tiene, mucho mejor) que realicen su actividad con pleno conocimiento de ella y de los niños que tienen a su cargo (Comportamientos, Medios y Objetivos a lograr en cada nivel), para que éstos lleguen a la COMPRENSION del juego en un clima de CREATIVIDAD y LIBERTAD. El niño debe crear su propio rugby. Nosotros debemos dotarlo de una gran autonomía motriz y estimular su creación personal, lo cual les permitirá la ADAPTACION a cualquier situación. Adaptar, no copiar. Jugadores pensantes, no robots. Educadores que lleven a cabo su tarea brindando muchísimo afecto a sus dirigidos a la vez de impregnarlos de la necesidad de la lucha leal. Entiéndase rigor, tenacidad para superar la adversidad y templar el espíritu en ella. El rugby, como la vida, es un juego incómodo. En él, las cosas se obtienen con mucho ESFUERZO.
El sistema prosigue en el Nivel Juvenil y Adulto, perfeccionando y actualizando con un profundo y estricto RESPETO POR LAS REGLAS DE JUEGO. Sin particulares interpretaciones a las que somos demasiado afectos. Por último, en casos de infracciones graves a esas leyes, SANCIONAR COMO CORRESPONDE. Debe entenderse, primero EDUCAR CON MUCHO AFECTO y aconsejar, después SANCIONAR. En rugby, las manos se utilizan para recibir y pasar la pelota; los pies para correr y patearla; los hombros para empujar y tacklear. Es conveniente que se dediquen a otro deporte aquellos que no son capaces de controlar la agresividad normal que existe en toda justa deportiva, de autocanalizar sus energías, de CONTROLAR SU CARÁCTER. Los inadaptados necesitan urgente terapia. El lugar adecuado no es un campo de rugby.
“El autocontrol es el principio básico de la convivencia humana”. La pasión por el triunfo nunca debe anular el espíritu del deporte, síntesis de LEALTAD con el adversario, SOLIDARIDAD son el compañero, ACATAMIENTO a las decisiones del árbitro y RESPETO por las reglas de juego. Es decir, AMISTAD con todos.
El “ganar o morir” es cosa de chicos ó de adolescentes y jóvenes con problemas afectivos no resueltos y que todavía no se han adaptado a la vida en común (un partido de rugby es un perfecto ejemplo de ella). Con ellos es necesario dialogar continuamente y además volcarles mucho cariño, par que lleguen a controlarse y así modificar y encarrillar sus emociones por el camino correcto. De esta forma el Rugby, DEPORTE AMATEUR, de PELOTA, de CONJUNTO y de CONTACTO constituirá un medio importante para su convivencia con todos.
En el rugby se deben formar hombres que lleguen a sentir placer y AMOR POR LA LUCHA, que entreguen todo lo que tienen y no tienen por el triunfo. Pero que una vez logrado FESTEJE SIN DESBORDES, como dicen Jorge F. Gutiérrez y Francisco Ocampo, dos MAESTROS DEL RUGBY. Molestar al adversario derrotado es de débiles ó mediocres. Tenderle la mano con sinceridad es de hombres de calidad, de MAGNIFICOS GANADORES. Si así se hace no habrá drama ni tragedia en la derrota. La importancia radicará en el esfuerzo realizado.
Los GANADORES, cuando pierden un partido ó un torneo, no buscan revancha, ni excusas, no lloran, no culpan a nadie. Sólo APRIETAN LOS DIENTES, indagan en su interior en búsqueda de los errores cometidos, van a pagar fallas llorando con la almohada y … SIGUEN AVANZANDO. Su personalidad hará que resurjan de entre las cenizas. Tenemos que aprender a saber “bancarnos” la adversidad y asumir la responsabilidad que significa investir la representación del club.
Por todas las virtudes enunciadas, creemos que el rugby debe ser un deporte al alcance de todos. Ninguno debe encontrar trabas para iniciarse. Solamente se necesitan ganas para practicarlo, magnanimidad para brindar amistad a compañeros y adversarios, sinceridad para aceptar la que nos ofrecen los demás y poseer condiciones fundamentales, que no son sociales ni económicas, sino:
ACTITUD ESPIRITUAL y APTITUDES MORALES, FISICAS y MENTALES.
En su práctica hay que cumplir con dos calificadas obligaciones:
JUEGO LIMPIO y BUENA FE.
Estas cuatro palabras constituyen la definición más honesta y efectiva del ESPIRITU DEL RUGBY.
(Lean bien, por favor) Gracias Prensa UAR.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home